Soy Mark, tengo 36 años y trabajo de DJ en un restaurante, de nivel alto. Siempre me ha gustado la música, ya desde pequeño, cuando me perdía en los grandes almacenes, mis padres me buscaban donde había discos, o cualquier instrumento, en el que podría entretenerme escuchando la maravilla de sonido que podía provocar. Ha ido pasando el tiempo y sigo envuelto en mi mundo, mi música. La disfruto a cada momento, cuando la mezclo en casa, eligiéndola de forma detallada, escuchando y repasando cada uno de sus compases, des del primero hasta el último. Y volviendo a poner esas mezclas en mi trabajo.
Soy consciente de que la gente del restaurante no la disfrutará tanto como yo. Su objetivo es ir a comer y pasar un rato agradable, y la música que sale de mis manos es solo el telón de fondo que les acompañará. Pero este sábado, para mi sorpresa, hubo un detalle que me hizo pensar.
Entraron por la puerta del restaurante una pareja elegantemente vestidos, en algo debía ser un día especial. Pidieron mesa. Les hicieron esperar, y ellos no tuvieron ningún problema, como si todo el tiempo del mundo fuera para ellos. Se sentaron en la barra y pidieron una copa de vino. Mientras esperaban iban observando la gente de su alrededor, y yo desde mi sitio les observaba a ellos. Se notaba que estaban encantados, contentos de estar allí. Comentaban, sonreían, miraban, bebían. Y de vez en cuando, ella cerraba los ojos al mismo tiempo que él hacía como que escuchaba lo que yo había puesto es ese momento. Era posible que estuvieran pendiente de lo que yo iba escogiendo para regalar el oído de los clientes? No, no creo…
Les llamaron para sentarse en una mesa, situada fuera del alcance de mi vista, y yo seguí con lo mío, que para eso me pagaban. Al cabo de unos minutos, la vi a ella decidida, con paso seguro, caminando como una flecha hacia donde estaba yo. Y al llegar a dos palmos de mí, me miró con expresión de alegría en la cara, y me soltó:
-No puedo más, ¿qué es esta canción que has puesto?
-Es Rossy Murphy, la cantante de Moloco ¿te lo apunto?
-No, no hace falta, sé quién es.
-¡Ah! (conocía a Rossy Murphy!!!), pues es del último disco.
-Me encanta la música que estás poniendo, no sabes cómo estamos disfrutando. Muchas gracias.
Y se dio media vuelta con su caminar y su elegancia, y dejándome a mi sorprendido, con la boca abierta, y muy, muy agradecido.
No lo dudé un instante, cuando la gente da es fácil devolver a cambio… Busqué entre mis cd’s, un repertorio de música. Me puse a grabar uno de inmediato, y cuando lo tuve en mis manos, busqué a la pareja por todo el restaurante para hacer entrega de mi regalo.
Cuando me acerqué y les di el cd que había grabado, sus caras reflejaron como si les hubiera regalado la luna. No dejaban de agradecerlo, no con palabras, si no con sus caras, sus movimientos.
Al salir del restaurante, volvieron a pasar por donde estaba yo, y volvieron a agradecer mi trabajo, y que seguro que volvían, aunque solo fuera para “escucharme” un rato.
No les dije lo feliz que me hicieron esa noche. Descubrí que en el momento menos esperado siempre hay alguien dispuesto a valorar lo que haces.
(nota: sé que no lo lees, y nunca antes te he escrito nada aquí, esto es mi espacio. Pero hoy te lo dedico a ti, te lo mereces. Felicidades!)
3 guiños:
Difrutar haciendo algo que te gusta y encima que los demás lo valoren y te halaguen, es lo mejor que hay.
Lo malo es cuando esperamos el reconocimiento de los demás para valorarnos.
Yo hubiera sido otra chica de las que se acercasen para decirle lo bien que lo hace.
Dile que aquí tiene a otra admiradora.
Besazos.
Preciosa la música y el piano,me recuerda a Cold play o a Keane...
LLego tarde a la eleccción de la pieza de música anterior . No es sólo el dolor del recuerdo que me evoca esta misma pieza de música, sino también la película que representa.
Sabías que esta película narra la historia de una pianista a la que su pareja en un momento dado le corta una de las manos con las que tocaba su piano..... su vida
A mi también me dejaron una vez sin la mano con la tejía el sueño de mi vida. Aunque con la otra mano volví a recuperarlo.
gilda q alegria tenerte por aquí!
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