Por la necesidad de asumir, de tomar con calma sus propias emociones, y por descansar un poco de tanta intensidad, en el último mes Abril no había hecho muchos pasos más. Necesitaba no añadir más cargas emocionales en su vida, era peligroso, Sin embargo, pensaba cada día en todo lo que tenía pendiente…buscar, buscar, buscar…. ¿Buscar información? ¿Buscar respuestas? ¿Buscar personas? ¿Buscar su infancia? ¿Buscarse a ella misma? Buscar sus raíces….. Tenía muy presente la frase de su amiga Gilda: “si no sientes tus raíces es fácil andarse y perderse en las ramas….”. Abril era persistente, y ya lo había decidido, así que seguiría hasta llegar donde el camino iniciado la llevara. Tal decisión, ya había estado demasiado postergada por miedo.
Mientras transcurrían los días, se daba cuenta de sus reacciones, y había algo que la fascinaba….su propia imaginación. Cada vez que alguien nombraba el nombre de un lugar... “La Sierra”….se disparaba algo en su mente sin control. La voz que le hablaba se quedaba en un susurro para dejar paso a ciertas fantasías….
Por algún lugar escondido de esa Sierra habría un pueblo donde ella inventaba sentirse en su segundo hogar. Se redescubría a si misma emocionada, paseando en una calle de un pueblo antiguo, con no muchas casas de piedra. Rodeada de gente anciana, pocos niños, jugando con los perros, oliendo las flores, fotografiando los balcones, las puertas, los rincones…. Y ella allí se identificaba…. Deseaba tocar las paredes de las casas, sentir su tacto, como si con ello pudiera consolar a una madre angustiada. Como si con ello hablara con braille a alguien….da igual, quizá lo más importante era hablarse a sí misma, pero aún necesitaba comunicarse con ELLA de alguna forma…. Qué bonito es todo cuando es imaginación…
Con solo escuchar un nombre, se disparaba el querer saber…. pero Abril seguía luchando con la irracionalidad del sufrimiento, del padecimiento de cualquier información.
Cuando fantaseamos no tenemos en cuenta el dolor, solo la emoción.