viernes, 23 de febrero de 2018

El sendero

Esta mañana hacía sol. Alguna nube amenazaba con descargar, pero el viento con su fuerza la ha alejado lo suficiente para salir a pasear. No era algo del todo imprevisto acercarme a ese lugar. Hacía tiempo que quería visitarlo, pero quería hacerlo en el momento adecuado, no sabía lo que me iba a encontrar.
Hoy ha sido el día y me he propuesto andar sin parar.
He iniciado el camino por el sendero que estaba al final del parque. Al principio el paisaje era perfecto, aire fresco, flores que ya anuncian que queda poco para la primavera, árboles y sol cálido. Los pájaros cantaban y me acompañaban. Estaba sola, pero de una forma extraña me sentía acompañada, como si alguien me cogiera de la mano para recorrer ese camino, esa aventura. Un olor a naturaleza, a hierba húmeda a limpieza y serenidad me ha permitido andar a mi ritmo, con mucha calma, tranquilidad y seguridad.
Cuando ya llevaba un rato andando he tropezado y me he caído, y desde el suelo al levantar la mirada el paisaje empezaba a cambiar. Aparecía una especie de túnel sombrío hecho por los mismos árboles y arbustos, cada vez más cerrado y oscuro, hasta llegar a una roca con un agujero negro. Era el único camino por el qué seguir. Dar la vuelta no era una opción de momento. No veía nada. He andado a tientas un buen rato, guiándome por mis manos y por el olfato. No olía a animales, ni a naturaleza, solo a humedad y he empezado a tener frío. He buscado esa sensación de estar acompañada pero he encontrado soledad. Me han venido a la mente todas esas personas que se han cruzado en mi vida y que he querido y quiero, mis apoyos. Que bien me vendrían justo en ese momento en ese lugar. Pero no estaban. Estaba sola y lejos. A nadie le he dicho donde iba, así que nadie sabía de mi aventura. Me he asustado cuando ya llevaba mucho tiempo ahí dentro y no veía nada ni para adelante ni para atrás. He pensado que mi curiosidad me iba a matar, que ando sin parar aunque el camino me lleve a un túnel oscuro, sin luz, y sigo y sigo sin dar la vuelta ni parar. Una voz en mi cabeza me ha dicho que aunque me asustara siguiera, que al final iba a encontrar lo que buscaba, algo escondido, un paisaje secreto, casi exclusivo para mi. Algo bueno iba a pasar.
Al final cuando he salido del túnel he visto un elegante castillo, precioso, al que se me invitaba entrar. Ahí he estado un buen rato, haciendo una visita y sintiéndome como en casa.
He decidido quedarme en el castillo, así que si me buscáis, tendréis que hacer un largo camino. No os preocupéis estaré bien. Por si os apetece hacerme una visita, he dejado el túnel iluminado con antorchas viejas que estaban en el castillo. Lo hemos remodelado, las guerras ya pasaron y lo hemos habituado para vivir en armonía y paz. Estáis todos invitados, pero si queréis ser bienvenidos traed música, que ya sabéis que amansa las fieras y estamos en época de paz. Hasta la vista compañeros.

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jueves, 22 de febrero de 2018

Lo que hace un poco de silencio


Parece que todo se ha parado. La tierra ha parado de dar vueltas. Todo está paralizado. El reloj ha dejado de marcar las horas. No se oye ni el tic tac. Nadie pasa por la calle, ni parece que exista el aire.
Podría dar miedo, pero en realidad lo que se puede escuchar, aún un poco a lo lejos, es paz.
En realidad lo que ha parado es solo mi cabeza. He dejado de pensar. Puedo sentir el vacío, el silencio y la soledad. Esto es un momento de paz.


martes, 13 de febrero de 2018

Tareas

Cuando tienes tanto que hacer que no haces nada y sientes que todo se escapa.

jueves, 8 de febrero de 2018

Todo cambia

Se levanta con mucho esfuerzo, las piernas con las que solía bailar sin parar ya no la sostienen apenas.
Sus manos arrugadas tiemblan y remueven sin cuchara el café. Las mismas manos que inmortalizaban amaneceres en el mar. Su pulso nunca fue para envidiar, pero un buen  trípode y la aventura de buscar rincones del mundo ofrecían momentos irrepetibles.
Su banda sonora ha cambiado, tiene un aire melancólico y nostálgico. Tiene que subir el volumen para oír algo decente, sus oídos han perdido calidad de tanto escuchar.
Intenta disfrutar de un libro o de un paseo en el mar, pero sus pensamientos se van a ver cómo ha dejado pasar su vida. Tiene la sensación de que se esfumó demasiado rápido.
Solía sonreír cada mañana, jugar y ilusionarse como una niña.
Al pensar en ello aparece una arruga más en su rostro. Parece que ya todo da igual.
Se vuelve a casa, necesita descansar.
Se acuesta y cierra los ojos, sintiendo el peso de su cuerpo en su cama. Deja que este se abandone y quizá no vuelva a despertar.

martes, 6 de febrero de 2018

Ambición

- Estás tirando demasiado de la cuerda.
- Si, lo sé. Pero lo hago por ti, en el fondo te gusta.
- Me gusta porqué al final de la cuerda estás tu, pero cuando parece que me acerco te vuelves a alejar.
- ¿Si la soltara te acercarías sin yo tener que tirar?
- Si la soltaras disfrutarías viendo como me acerco porqué yo quiero, sin que nadie tenga que tirar.

domingo, 4 de febrero de 2018

Valentía o Temeridad

- Ven
- ¿A dónde?
- No lo sé, lo descubriremos juntos.
Y se fue....

viernes, 2 de febrero de 2018

Diez años después...


Fuiste mi manta en los días fríos de invierno.
Fuiste mi luz al despertar.
Sin yo saberlo,
me guiaste en momentos de mucha oscuridad.

Ahora quiero volver a hacerlo.
No se si de forma puntual, como en los últimos tiempos, o en esta ocasión será definitivo. Quizá sea necesario hacer cambios para tener otra perspectiva.

Pero, fuiste mi manta en los días fríos de invierno y mi luz al despertar.
Espero que ahora vuelvas a serlo,
cuando veo las sombras asomar.