Sentada en un sofá, se hallaba Abril, con las piernas cruzadas. En su regazo, su portátil, su compañero de nuevas búsquedas, de apoyos. De fondo unos violines sosegados, la incitaban sin darse cuenta, a indagar en las nuevas tecnologías. Se puso a buscar información, cuando saltando de página en página se vio seducida por unas palabras, por una cabecera, por un sentimiento, por otro (entre miles) blog: “Adopción por dentro”. Sabéis que Abril no cree en el destino, ni tampoco en las casualidades, pero sí, siempre, en las causalidades. Y esta vez se había sentido abducida, en medio de su vida últimamente dispersa, en estas palabras.
Empezó a rastrear todo lo que pudo de este sitio de forma desordenada, como si se le acabara el tiempo en los siguientes minutos. Deseaba sumergirse y calarse hasta los huesos de lo que veía. Mientras, en su cabeza, resonaba una frase -Debes escribirle algo a quien haya creado esto- Se dirigió a su bandeja de esperanzas y abrió un nuevo correo -¿Y ahora que escribo? ¿Le cuento mi vida? ¿Qué quiero conocerla?- Y sin pensar mucho más, dejó a sus dedos mandar, y salió lo que salió. A partir de ese instante Abril supo, confirmado por un seguido de intercambio de palabras, que ese encuentro era el principio de alguna razón, todavía, desconocido.
Las cosas que nos suceden, el mínimo detalle, sucede por algo...y Abril siempre quiere averiguar el final.