Una a una van abriéndose camino.
Una a una emprenden su viaje.
Ellas. Valientes y luchadoras incansables,
llenan sus mochilas de comprensión, paz y seguramente rencor olvidado.
Llenan sus mochilas de palabras que se abren paso.
Solo ellas, solo yo, sabemos todo lo que hay detrás:
un mundo eterno de espera, dudas, silencio e incomprensión.
Un mundo entero de preguntas, soledad, miedos, rabia y dolor.
Y por fin, una a una consiguen gritar bien alto ¡Aquí estoy yo!
Suerte “hermanas”.