miércoles, 26 de noviembre de 2008

Abandono



Se sentaba enfrente del piano y acariciaba con sus dedos una dulce melodía. Conseguía con eso desconectar de todo, dejarse llevar, y sentir como nunca la música en su interior. En esos momentos sus manos a veces enérgicas, a veces suaves y a veces lentas, se confundían con las teclas. No existía nada mas, desaparecía todo. Su piano se transformaba en su amante, y le acariciaba con dulzura y cariño para oír su respiración, y cuando su pasión se encendía se desencadenaba un ritmo frenético capaz de arrancar gemidos escuchados por todos los vecinos.

Durante una época de su vida tuvo que mudarse varias veces. La primera vez el piano se fue con ella. Eran inseparables. La segunda vez estuvieron un tiempo separados, pero duró poco. Necesitaron reencontrarse, verse de nuevo cada día. Las primeras noches después del reencuentro se seducían mutuamente marcados por la huella de la distancia. Lentamente el tiempo, el trabajo, y quizá algo mas hizo que no se buscaran tanto, sus momentos mágicos se fueron espaciando. Estaban juntos. Ella sabía que él estaba a su lado, que siempre que ella quisiera estaría dispuesto a dejar reposar sus manos encima de él. Le fue abandonando, mientras él esperaba el momento en que ella se acercara para conseguir aislarla del mundo entero, unirse los dos.
En su tercer traslado tuvo que tomar la decisión de qué hacer con su piano. Pensó que lo mejor, debido a la falta de espacio y las pocas noches dedicadas, seria venderlo. Le costó hacer el paso. Dudó mucho y lloró. Pero al final lo hizo….lo vendió.

Ahora, con el tiempo le echa de menos.
Ahora, con el tiempo piensa que se equivocó.

3 guiños:

el marido de la portera dijo...

Me hiciste recordar con tu cuento todos esos objetos, enseres y juegos infantiles que un día aparqué por diferentes motivos... y que a veces echo de menos.

Me gusta lo que escribes, es inspirador, cercano, tierno.... Me encantaría, si te apetece, que visitases mi blog y me dieses tu opinión, punto de vista o crítica. Te lo apunto aquí y espero ansioso tu visita:

http://asqueadosresentidos.blogspot.com/

Un abrazo sincero muy fuerte.

Rain dijo...

Qué historia tan bonita y triste a la vez... ¿Habla de ti?

Nunca es taade para recuperar el piano.

Un beso.

Agosto dijo...

Es increible lo cercanos que nos sentimos a veces a ciertos objetos "inanimados". Quizá sea por los grandes ratos que nos hacen pasar. Quizá sea porque siempre están ahí, dispuestos a compartir momentos con nosotros, de forma gratuita y desinteresada, sin pedir nunca nada a cambio. Y, sin embargo, no somos capaces de valorarlos como se merecen hasta que ya no están con nosotros...