martes, 18 de mayo de 2010

Escapé

Me encontré, sin saber cómo, en esa jaula cerrada llena de animales. Desorientada buscaba por donde salir antes de que despertaran. Me temía su ferocidad, no parecían animales muy dóciles.

Vi el túnel por dónde les llegaba la comida, y pensé que arrastrándome por ahí algún sitio llegaría. Después de todo, la comida seguro que la ponían humanos de mi tamaño, y algún sitio tenía que llegar. Me arrastré en la oscuridad. El olor a comida putrefacta me dificultaba avanzar, pero yo tenía mi objetivo y no pensaba desistir.

Al final del túnel encontré una reja. Pasé mi pequeña mano entre los barrotes, esperando encontrar como abrirla. Necesitaba salir de ahí, el aire me empezaba a faltar. A tientas encontré el pestillo, y logré abrir la reja. No veía donde estaba ni que me deparaba el siguiente paso. Oscuridad absoluta. Empecé a escuchar rugidos a lo lejos, las bestias empezaban a despertar de su larga siesta. Sin saber que pasaría y ayudada por el miedo me empujé al vacio de un salto. Salí del túnel. Y de golpe se encendió una luz. Estaba en una sala enorme, con una puerta que parecía enorme, comparándola por donde acababa de pasar. Me sorprendió gratamente ver que esa puerta estaba abierta a mi paso, así que con la prudencia del quien no sabe que sorpresa más le depara el destino, la empujé. Pesaba, pero conseguí salir. Una vez fuera vi un mundo, el que yo conocía, el que me disponía a disfrutar ahora que estaba en total libertad.

Antes, pero, pensé en cerrar esa puerta, no fuera que los animales lograran escapar. Lentamente por el peso empujé con mis dos manos, pensé que sería suficiente al ver que se movía la puerta en la dirección esperada. Cuando ya estaba casi cerrada del todo llegó un golpe de viento huracanado que la volvió a abrir de golpe. No sé si me lo pareció a mí, pero creo que fue de un rugido de un león. Me paralicé un instante, pero rápidamente pensé que tenía que cerrar esa puerta. Volví a empezar, esta vez ya no solo con mis manos, sino con todo mi cuerpo. Me apoyé en la puerta y me concentré. Quería ser positiva, pensando que así cogería más fuerza y lo lograría antes. A pesar del tamaño de la puerta, a pesar de tener que hacerlo sola, a pesar del miedo, esta vez estaba segura de que la conseguiría cerrar.

3 guiños:

Patri dijo...

Escapar, escapar, escapar... Poder ver la luz después y cerrar la puerta con todas nuestras fuerzas... para que las fieras no nos alcancen!
Lindísimo relato, gracias Abril :)

Kaloni dijo...

Wow!! Me ha encantado.
Un saludo.

Agosto dijo...

A veces es necesario huir, pero sólo a veces.
Quizá sea mejor enfrentarse a los temores para que nuestro pasado no atenace para siempre nuestro futuro.