jueves, 8 de febrero de 2018

Todo cambia

Se levanta con mucho esfuerzo, las piernas con las que solía bailar sin parar ya no la sostienen apenas.
Sus manos arrugadas tiemblan y remueven sin cuchara el café. Las mismas manos que inmortalizaban amaneceres en el mar. Su pulso nunca fue para envidiar, pero un buen  trípode y la aventura de buscar rincones del mundo ofrecían momentos irrepetibles.
Su banda sonora ha cambiado, tiene un aire melancólico y nostálgico. Tiene que subir el volumen para oír algo decente, sus oídos han perdido calidad de tanto escuchar.
Intenta disfrutar de un libro o de un paseo en el mar, pero sus pensamientos se van a ver cómo ha dejado pasar su vida. Tiene la sensación de que se esfumó demasiado rápido.
Solía sonreír cada mañana, jugar y ilusionarse como una niña.
Al pensar en ello aparece una arruga más en su rostro. Parece que ya todo da igual.
Se vuelve a casa, necesita descansar.
Se acuesta y cierra los ojos, sintiendo el peso de su cuerpo en su cama. Deja que este se abandone y quizá no vuelva a despertar.