martes, 4 de marzo de 2014

Aparentemente normal

Todo parece ir bien, todo es aparentemente normal. Todo marcha y parece que se avanza, sin saber muy bien el rumbo ni el destino final, eso quizá ya no tiene importancia. El día a día es lo que prima.
Y detrás de todo esta vida completa se extrae de su cuerpo y se observa: hay un mundo exterior y otro interior, demasiado íntimo y silenciado. Verse desde fuera reflejado por un espejo, por un interlocutor que da en el clavo o simplemente por el arte de observar y contemplar la escena, produce como mínimo una sensación de extrañeza. 


Hay una parte cerrada con llave que alberga miedos, inseguridades y desconfianza. Se siente vulnerable, frágil, mantiene cerrado un sufrimiento que por mucho que cicatrice no se olvida. Esa parte anclada en el pasado aparece creando barreras y muros altos, aislándose cada vez más. Paradójicamente no es lo que desea, solo intenta protegerse y es así como ha aprendido a hacerlo. Aparece con algunos cambio, sin avisar.


La otra parte, esa visible, sonríe, juega, salta, baila y disfruta del presente creando un futuro motivador. Esa parte descansa por las noches con la sonrisa de saberse acompañada, desconociendo la soledad. Es luchadora, valiente, segura y mantiene la serenidad. Puede ser irónica, juguetona, y sabe dejarse llevar. Esa es la que desea unificarlo todo.